Derechazo de Talavante. / JUSTO RODRÍGUEZ
El clima festivo que por la mañana se había generado en Logroño tras el estallido del cohete nos atrapó de tal forma que a la tarde fue complicado desprendernos de él para volver a La Ribera, que abría sus puertas ya en plenitud. Numerosos aficionados esta vez no peregrinaron hacía la búsqueda del toreo y la pobre entrada en los tendidos do
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