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Julián Fernández, en las oficinas de la empresa CCMA, en Las Palmas de Gran Canaria, junto a una caja del sistema de detonación. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

las palmas de gran canaria | 16 · 05 · 21 | 01:00

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Julián Fernández (1991) lleva en la sangre su pasión por el trabajo clandestino. Este canario de padre asturiano y madre vasca es codirector de la empresa Construcción, Corrosión y Medio Ambiente (CCMA), que es contratada por el adjudicatario de la segunda fase de la autovía Agaete-La Aldea para la apertura de los ocho túneles con explosivos, además de trabajar en el anillo insular de Tenerife y en proyectos internacionales.

¿Cuáles han sido tus pasos para llegar hasta aquí?

Estudié Ingeniería de Minas en la Universidad Politécnica de Madrid. Y al finalizar la carrera, estuve un par de años en una empresa constructora en Houston (Estados Unidos). No construimos túneles, pero sí construimos carreteras, puentes y mucho hormigón, estructuras de ingeniería civil.

Su formación es una 'herencia' de su padre, Juan Fernández, que, aunque jubilado, sigue vinculado a la empresa.

Mi padre terminó la ingeniería de minas en el 75. Y soy un canario de rebote, porque cuando terminó sus estudios el INI lo contrató para trabajar en las minas de fosfato del Sahara. Los ingenieros, para no trasladar a las familias allá, con mi mamá y mi hermana recién nacida, pusieron una casa en Las Palmas y él salía en avión los lunes y regresaba los viernes. Estuvo a cargo de la cinta transportadora de minerales desde la mina hasta el puerto de El Aaiún. Tenía cinco o seis años y decidió quedarse en Canarias. Fue contratado por otra empresa y a finales de los 80 instaló aquí sus negocios. Y ya no se movieron.

¿Qué sucursales tiene la empresa?

No solo estamos en obras de túneles, sino también en el sector industrial. La empresa es heredera de PTV, que realizó los túneles de Mogán, Tenoya y otros en Tenerife y El Hierro. Se fundó a principios del 2000, y trabajaron mucho en Alicante, Madrid, Jerez ... Mi padre estaba con otros socios, pero se fue. Y sumamos dos empresas: por un lado, PTV, de la obra subterránea; e IPC, para la rama de la corrosión. Y ahora mi hermano Juan Jesús y yo somos los directores de CCMA. Aquí nos dedicamos al sector industrial, protegemos estructuras metálicas contra la oxidación, principalmente en refinerías, centrales térmicas, centrales de ciclo combinado, en puertos y plantas de agua, entre otros trabajos.

¿Cuál es la actividad más importante dentro de la sociedad?

En volumen, los túneles. Pero la protección catódica tiene un valor específico. Tiene menos rotación, pero márgenes más altos.

¿Cuál es la obra más simbólica que tienes?

Esta obra en los túneles de Agaete-La Aldea es la más importante que tenemos, y es la que nos está ayudando a retomar lo que era PTV en su momento. Nos ha vuelto a poner en el mapa y estamos luchando por más obras. La primera fase de la autovía de Aldea no la construimos nosotros, sino la propia OHL.

Personal de la CCMA, realizando trabajos en el interior de los túneles de la carretera de La Aldea. | | LP / DLP

¿Cuántos trabajadores emplea en La Aldea?

Tenemos 70 trabajadores, con cuatro ingenieros de minas. Es el personal específico, como los perforadores, quien realiza los agujeros; los gunitadores, que proyectan el hormigón como apoyo; los artilleros, que hacen las voladuras, .... La ejecución de las obras nos ha sido subcontratada por la UTE principal.

¿Los explosivos son traídos de Portugal y ensamblados aquí?

En esta obra no se utilizan explosivos convencionales, que requieren una enorme logística, con transporte especial y el control de la Guardia Civil para garantizar la seguridad. Aquí se ha abierto un nuevo melón, que va a utilizar este sistema explosivo, que es una emulsión con dos sustancias inertes, que no se manipulan como explosivos. Es solo en el mismo frente, en el mismo agujero, cuando se llena el explosivo. Un camión une estas dos sustancias y las convierte en explosivos. Esto facilita el transporte y el almacenamiento, lo cual es muy importante. Especialmente en esta obra, en la que no hay espacio para cumplir con la normativa para polvorines. Disponemos de un almacén de dos isotanques, que no son explosivos. Este camión, que se llama memo, llena ambas sustancias a la vez, y después de 20 minutos o media hora esta mezcla se sensibiliza y ya se vuelve explosiva.

En la obra se utilizará un millón de kilos. ¿Es común en este tipo de trabajos?

Es mucho, porque hay ocho túneles. Casi las tres cuartas partes del trabajo son túneles. Y hay mucho que perforar. Terminamos el primero de 600 metros, y estamos con el segundo, 2.100 metros, de los cuales se hacen entre 800 y 900 metros, en cada eje, porque son dos. Y nos quedan seis túneles más. Empecemos ahora con uno nuevo.

¿Es el trabajo más importante que han realizado?

CCMA sí. Especialmente en esa rama de la construcción.

¿Cuál es la principal singularidad de este proyecto?

Logística. Es un terreno complicado, con un camino general que no se puede cerrar para no dejar La Aldea o el Risco sin conexión. Tienes que lidiar con esto. Y los escombros quedan muy lejos, porque se envían al vertedero de la entrada de La Aldea.

¿Tienes otros trabajos en Canarias?

Estamos en el anillo insular de Tenerife, que tiene dos tubos de cinco kilómetros. Probablemente serían los dos trabajos más importantes que se están realizando en España. Es una obra de similar magnitud, pero más sencilla, porque en La Aldea son ocho kilómetros, pero con ocho túneles distintos. El que vamos a arrancar ahora mismo, de 392 metros. Y hay que realizar muchos accesos.

¿Cuántas explosiones diarias se hacen ahora?

Ahora trabajas bastante bien, y lo haces unas cuatro o cinco al día. Ahora paramos un poco porque hemos terminado el túnel tres, pero pronto volveremos al mismo ritmo.

¿Cuál es la secuencia de las explosiones?

No hay tuneladora. Se utiliza un perforador jumbo de dos y tres brazos, que es el del parque de maquinaria de la propia UTE - formado por las empresas Ferrovial, Acciona, Lopesan y Bitumex, y nos encargamos de gestionarlo con personal especializado. Se sigue una secuencia regular en el túnel que, a menos que encuentre un cambio de terreno, no modificará. Si el terreno es duro, preparas el frente y cargas el explosivo. Con la particularidad de que el explosivo se carga directamente desde un camión, con personal de la empresa portuguesa. Una vez que los agujeros están cargados y conectados, se vuela. Es una explosión normal. Y luego se cura.

¿Es como un barrido explosivo ya que no salta en un solo punto?

Dependiendo del frente se diseña un plan de rodaje, para que salga de forma correcta, y no todo quede encajonado. Y lo que se utiliza son micro retrasos. Se explota el centro y todo en una secuencia estudiada, para que salga la piedra.

¿Cuánto se coloca en cada explosión?

¿Con qué tipo de piedra y terreno se han encontrado?

Ahora son lavas muy consolidadas y duras. En otras áreas, terreno blando. El túnel que acabamos de terminar -Guiguillo-, se inició con ripio que caía por sí solo y se utilizaron medios mecánicos. Por otro lado estábamos con basalto y lavas consolidadas muy duras.

¿Es por eso que su finalización es dos semanas antes?

Si. El terreno era competente y la voladura funcionó bien.

¿Es la primera vez que se utiliza ese tipo de explosivos?

En España sí. En una primera fase, que fueron otras empresas, se utilizó voladura convencional, con caucho. Ha sido un trabajo largo y complejo para la UTE poder legalizar este tipo de explosivos. La empresa que lo suministra es Orica.

No, para este tipo de carreteras. Fue utilizado en minería. Es un mundo y complejo. Ha sido un año de legalización.

Carretera Agaete - La Aldea, explosión en el túnel de Faneque Acfi Press

¿Y cómo se lleva a la Isla?

La matriz es una sustancia líquida. Y un gasificante, que es otro líquido. Se añade proporcionalmente, y vienen en isotanques, por carguero desde Portugal. Si fueran explosivos normales, tendría que estar custodiado por guardias civiles y jurados, pero en este caso no es necesario. Se gestiona como sustancias inertes, y te ahorras todo este proceso. Y luego en el sitio de construcción se almacena, en un espacio habilitado y habilitado, y allí se carga el camión de la empresa de explosivos que recarga ambos productos, se transporta como un camión normal y luego en el frente tiene un mezclador, para donde pones los parámetros a seguir, y con una manguera sale la sustancia mezclada. En el hoyo es cuando se pueden considerar explosivos. Antes de eso, no lo es.

Pero hay personal de seguridad armado en el sitio de construcción.

Una vez ensamblado es explosivo. Y tienen un equipo de seguridad específico. No es una empresa cualquiera.

¿Qué volumen de escombros se puede generar?

La retirada del material que dejamos la realiza otra empresa. Se vuelan cuatro metros lineales, y dependiendo del túnel son 90 metros cuadrados o 100 de sección, que pueden generar unos 360 metros cúbicos de piedra. Es un buen volumen en cada explosión. Eso significa al menos 36 viajes en camiones cargados. Y así, cuatro o cinco veces al día, por lo general. Y el vertedero está lejos, porque está junto a la carretera de entrada a La Aldea. Es mucho viaje y tiempo.

¿Tiene turnos de 24 horas?

Si. De lunes a viernes y descanso los fines de semana. Y dependiendo del ciclo, finaliza el viernes o sábado por la mañana. El túnel no descansa, para cumplir con los plazos de la Administración.

Además del anillo de Tenerife, ¿qué otras obras llevan en Canarias?

Activos son el anillo de Tenerife y el anillo de Agaete-La Aldea. Y tenemos varios planes. Entre ellos, uno en Tijarafe, en La Palma, que debería comenzar en breve. Y luego saldrán algunos más.

¿Y en la Península?

Ahora estamos intentando introducirnos en la minería en Andalucía. Es un mercado nuevo, que está muy relacionado, pero en el que no hemos entrado hasta ahora. Sería una mina de cobre que antes se hacía a cielo abierto y ahora están intentando hacerlo bajo techo, que es por donde entraríamos nosotros. Al final son sistemas parecidos, porque lo que se intenta es extraer suelo. En el caso de las carreteras, se lleva a un vertedero, y en la minería se lleva a una planta de tratamiento para seleccionar el material. Y ahí ves qué es rentable y qué no.

¿Me imagino que no se ha encontrado ninguna veta de interés en la carretera de La Aldea?

¿Qué actividades tienen en el ramo industrial de la empresa?

En esta rama de la protección catódica, o contra la corrosión, somos una de las empresas con más experiencia en España. Mi padre la fundó a finales de los 80. Aunque llevamos 10 años bajo el nuevo nombre. Somos una de las empresas que más proyectos ha realizado. Construimos casi todas las plantas de Endesa, y ahora estamos enfocados en obras de ingeniería internacionales. Estamos trabajando en Perú, en una refinería en tierra, en la costa estancada en Ecuador. Acabamos de regresar de Turquía, con otra refinería. Y en Bangladesh.

¿Está planeando un contrato en la costa africana?

Hemos hecho cosas, pero no ahora. Hay un par de proyectos que esperamos que salgan. Y por toda España. La oficina principal está aquí, pero también la tenemos en Madrid, porque nuestros principales clientes tienen oficinas allí. Y lo necesitamos para poder servirles.

Eso significa estar media vida volando, me imagino.

Si. Viajo todo el día.

¿Existe personal cualificado en Canarias para cubrir toda esta demanda laboral?

En la parte industrial hay personal altamente calificado y todo es canario. En la parte de construcción del túnel tenemos que acudir a mucha gente del exterior.

¿Qué formación se necesitaría para satisfacer esas necesidades?

Experiencia. Hay pocos ingenieros de minas canarios, soy uno de los pocos jóvenes. El resto está calificado, no tanto por estudios, sino por experiencia, habiendo trabajado en túneles, minería y en máquinas muy específicas.

¿Es excepcional la demanda?

Es excepcional, porque no hay tantas obras de esta magnitud en Canarias. Sí estamos muy preocupados por formar al personal canario que tenemos. Aquellos que han comenzado como asistentes, que están tomando nociones y capacitándose, para no tener que recurrir a personal externo.

¿Cuántos son de fuera?

Casi 50 son extranjeros. Son personas que se quedan en La Aldea, pero que también generan negocio para el municipio.

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