Derribo de la chimenea de los Anllares ... Así desaparece un testigo de la historia minera de El Bierzo - Info Bierzo

2021-11-17 13:02:02 By : Ms. Icy lee

La chimenea tenía 150 metros de altura, muy similar a un edificio de más de 40 pisos y un diámetro de 13 metros en la base y 7,4 metros en la parte superior o corona. Dado el espesor del hormigón (más de medio metro en la base del eje), se han utilizado 50 kg para la demolición. de explosivos y 200 detonadores eléctricos.

La chimenea tenía 150 metros de altura, muy similar a un edificio de más de 40 pisos y un diámetro de 13 metros en la base y 7,4 metros en la parte superior o corona. Dado el espesor del hormigón (más de medio metro en la base del eje), se han utilizado 50 kg para la demolición. de explosivos y 200 detonadores eléctricos.

La central térmica de Anllares, ubicada en el municipio berciano de Páramo del Sil, perdió hoy uno de sus elementos más reconocibles, la chimenea que alcanzaba los 150 metros de altura y que constituía la cubierta de esta instalación industrial, desconectada de la red. electricidad desde el 1 de diciembre de 2018. Tras el derribo el pasado mes de junio de los silos de almacenamiento de escorias y cenizas, el encargado del desmantelamiento de la planta, la empresa vasca Lezama Demoliciones, hizo estallar la estrecha chimenea alta y baja que durante años ha servido de punto de referencia geográfico, pero sobre todo emocional, para los habitantes de esta cuenca minera.

Poco después de las 15.30 horas, según la hora prevista, se produjo la voladura controlada, que provocó la caída de la estructura y que supone un paso más en el desmantelamiento de la antigua central. Antes, la empresa que realiza la obra y las administraciones responsables habían establecido un perímetro de seguridad alrededor de la instalación para evitar que ocurriera una incidencia por la presencia de vecinos y curiosos que querían presenciar la caída de este gigante del hormigón y del acero. . Además, como sucedió en junio, todos los edificios y almacenes de la planta fueron evacuados por precaución.

Tras la desaparición de la chimenea de combustión, la emblemática torre de refrigeración que expulsaba el vapor de agua, más baja y voluminosa, permanece en pie como el último de los grandes elementos que dieron forma a la silueta de la antigua central. “Para mí es una cosa bastante triste, porque significa destrozar algo que me dio de comer”, recuerda Ángel André, quien trabajó en la oficina administrativa de la instalación hasta el pasado 16 de octubre, cuando llegó al final de su vida laboral.

Después de casi cuatro décadas, "toda una vida", vinculado a la central, André, nacido en Páramo del Sil, reconoce que algunos días, durante su caminata matutina, todavía mira hacia atrás a la torre de enfriamiento, esperando ver salir el vapor. que testificó que las instalaciones estaban en pleno funcionamiento. En jubilación anticipada hace poco más de un mes, su última etapa en la sede fue en la oficina administrativa, pero antes pasó por otros puestos, como mantenimiento e instrumentación, control de entrada o la oficina técnica. "No puedo hablar mal de la planta porque viví de ella más de 38 años", reconoce con la misma sinceridad con la que asegura no albergar "ni un mal recuerdo" de todos esos años. "Había un ambiente de trabajo muy bueno y estaba muy feliz de trabajar", dice.

Aunque confiesa entristecido por el derribo de hoy, André destaca que "los edificios son lo de menos, es que toda la gente de los alrededores vivía de ese edificio". "Es por todo lo que conlleva", insiste el ex trabajador de la instalación, que recuerda que el cierre de la otra estación termal de Bercia, Compostilla II, supone la desaparición de la industria ligada a las minas de carbón de la cuenca. "Para la gente que es de la zona es muy triste", reitera.

Historia de instalaciones que pasan a la historia de la minería

La construcción de la central térmica de Anllares se inició en 1979 y su entrada en funcionamiento se produjo tres años después, en 1982. André recuerda cómo los vecinos de los pueblos cercanos recibieron la llegada de esta nueva industria como “una cosa deseada que podía dar vida a la zona ”. "Toda la gente quería ver si podían poner a alguien a trabajar o vender una finca", recuerda. Cuatro décadas después, la ilusión se ha transformado en preocupación por la importante disminución de la entrada de ingresos que sufrirá el Ayuntamiento.

Desde la alcaldía, el concejal del Páramo del Sil, Ángel Calvo, lamenta que el derribo de hoy sea el símbolo del fin de una etapa que comenzó en los años 80 del siglo pasado. “Desde hace 40 años ha dado vida a empresas mineras y subcontratistas, pero también a talleres, empresas de suministro, ferreterías, gasolineras o restaurantes”, subraya la concejala, que recuerda que muchos puestos de trabajo dependen indirectamente de la existencia de este tipo de proyectos industriales. .

Profesional del montaje industrial, en más de una ocasión Calvo ha trabajado personalmente en el mantenimiento y reparación de los equipos que formaban parte de la sede de Anllares. “Al ser partícipe de su conservación, todo esto profundiza un poco más”, admite Calvo, quien confiesa que también siente ese arrepentimiento “como alcalde y como vecino”.

El siguiente paso en el proceso de desmantelamiento que comenzó en julio del año pasado tendrá lugar en los próximos días, con la llegada de un grupo de trabajadores que serán los encargados de descalificar las instalaciones, avanzó Calvo. Este procedimiento consiste en retirar el amianto y el aluminio presentes en las zonas de la instalación protegidas por revestimientos, un "trabajo muy específico" que requiere de profesionales especializados, explicó el alcalde.

Con un presupuesto total de más de ocho millones de euros, se prevé que el desmantelamiento de Anllares continúe durante al menos otros dos o tres años, según el cronograma que gestionan las eléctricas Naturgy y Endesa, propietarias de esta instalación que tras 36 años en funcionamiento. hoy vio caer el dedo con el que casi acariciaba el cielo.