La antigua plantilla de Lada observa su desmantelamiento «con tristeza e impotencia» | El Comercio

2021-12-27 11:35:03 By : Ms. Wendy Jia

Esta es tu última noticia por ver este mes

Leer sin límites nunca ha sido tan barato. Primer Aniversario El Comercio on+. Suscríbete 2 meses por solo 1 euro

¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión

Te quedan noticias por ver en este mes

Te queda 1 noticia por ver en este mes

Leer sin límites nunca ha sido tan barato. Primer Aniversario El Comercio on+. Suscríbete 2 meses por solo 1 euro

¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión

¡Primer Aniversario! Suscríbete 2 meses a EL COMERCIO on+ por solo 1€

La maquinaria, en las primeras labores de desmantelamiento de la térmica de Lada. / JUAN CARLOS ROMÁN

Fue el pasado mes de octubre cuando los explosivos hacían caer la torre de refrigeración y la chimenea de la térmica en la población palentina de Velilla del Río Carrión. Era el final de toda una etapa para esta comarca que tuvo en el carbón su modo de vía. En Langreo no habrá voladuras porque la central se encuentra muy cerca de la trama urbana, pero las máquinas ya han dado comienzo a ese tránsito que no tiene más vuelta atrás. Los trabajos de derribo se centran en los silos y en el parque del negro mineral. Se prevé que las labores para despejar todo el terreno se alarguen durante tres años.

Del centenar de trabajadores directos de la compañía más otros cincuenta de subcontratas solo restan en la actualidad poco menos de una veintena. Al resto se les ha trasladado y algunos hasta se han jubilado. Éste es el caso del que representante de los trabajadores durante poco más de tres décadas, José Manuel Vallina. «Observamos estas obras con tristeza e impotencia», dice, ya a título personal. «Después de setenta años, Iberdrola se marcha de Langreo sin un proyecto alternativo para la comarca. El concejo va a quedar como un desierto industrial. Estoy seguro de que esto no lo haría en Bilbao (donde se encuentra la sede social de la compañía)».

El Ayuntamiento de Langreo daba en septiembre el permiso para ejecutar los trabajos de desmantelamiento, que supone un coste de diecisiete millones de euros.